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CAZADORES DE TESOROS EN CALDERA.

Son los cazadores de tesoros del puerto de Caldera, sus nombres Ángel, Mario y Cristian, tres amigos que se dedicaron a descubrir y desenterrar «tesoros» perdidos en el desierto más árido del mundo, han recorrido gran parte del territorio norte de Atacama, Antofagasta e Iquique. Ellos, están conscientes de este hobby y es por eso que intentan mostrar que disfrutan de la búsqueda de metales, monedas antiguas con detectores de metales y al mismo tiempo tienen un gran respeto y pasión por la búsqueda de tesoros.

Ángel Fernández, calderino nos cuenta cómo llegó a esta nueva pasión “Comencé en esto por un compañero de trabajo quien siempre me incitaba acompañarlo a buscar “tesoros”, en mi caso yo era aficionado al fútbol y regularmente los fines de semana me dedicaba acompañar a mi nieto e ir al estadio, hasta que un día acompañé a mi compañero con un detector prestado, después del quinto clavo que encontré me salió una moneda de plata y ahí me di cuenta que es una actividad interesante. Después junté dinero y me compré un detector para salir a buscar lo que saliera, la primera zona fue la playa brava donde sacamos de todo, pero nada de valor, monedas encontramos bastantes, luego salimos fuera de la comuna con previo estudio del lugar donde vamos a visitar, por ejemplo, el mineral de Chañarcillo, en Caldera un lugar que nos causó muy interesante es la antigua fundición ubicada al costado norte de playa brava. Un consejo a los que quieren tener un hobby como este, primero comprarse un detector de mediana calidad y cuando salga a buscar que puedan cooperar a limpiar los lugares que visitan”.

Los más raro que ha encontrado Ángel es una cadena antigua de plata con una cruz y lo más valioso es una moneda de oro acuñada en Chile en 1860, lo más pequeño ha sido un cuartillo, una moneda pequeña del tiempo de la conquista.

 

          

Los tres amigos cuando se coordinan para salir a buscar “tesoros”, primero revisan el tiempo, ya que van por dos o tres días, arman su campamento, comparten una buena conversación y opinan sobre sus artículos encontrados, las veces que van al sector costero nunca faltan las fritangas o la degustación de algún marisco ya que Mario y Cristian además son buzos mariscadores y aportan con su destreza a “parar la olla” como ellos dicen.

El valor económico no es precisamente lo más destacado de lo que encuentran, lo que sí valoran es la cantidad de historias que pueden surgir a través de objetos encontrados, muchos de los cuales son monedas de plata u oro del tiempo de la colonia, botones de la ropa de batallones de la guerra del pacífico, cadenas o proyectiles (balas o proyectiles de mosquetes).

Cristian Godoy, otro de los jóvenes buscador de piezas antiguas, indico “Este hobby lo comencé a practicar junto a mi hermano el me invito a buscar con el detector, los primeros lugares lo hicimos en la playa  y al tiro me comenzó a gustar al encontrar monedas y otras “joyitas”, el primer lugar en extensión fue en el sector de playa Negra donde antiguamente quedaba la fundición American Smelting y ahí sacamos nuestros primero hallazgos históricos para nosotros, entre ellos una gran cantidad de monedas de cobre y plata además de otras antigüedades”.

 

Los hermanos Cristian y Mario dejaron de buscar en las playas y se metieron de lleno en lugares históricos de Caldera, pero para ello debieron de leer varios libros de la historia del puerto o reunirse con historiadores de la región y de inmediato se fueron a lugares históricos como Minera Algarrobo, El Roble, Mineral de Chañarcillo o Chañaral de las Ánimas, un sinfín de lugares con un pasado histórico. A través de este mismo hobby se han hecho encuentros de amantes de los detectores de metales que son anuales en Santiago, pero también en la zona norte donde hay algunas agrupaciones que suelen realizar rastreos en suelos nortinos y para ello se juntan, planifican y estudian la zona, todo ello apoyados por una parte logística que se conforma con los propios detectoristas y algunos amigos, los lugares siempre son los mismos como salitreras o alguna zona de batallas en los finales de la década del 1800, han trabajado desde el Cantón de Taltal hacia el norte.

Este grupo de amigos también son protectores del medio ambiente ya que a lugares que han ido han encontrado grandes cantidades de basura y ellos mismos  limpian los lugares y trasladan la basura a algún acopio cercano.

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